Por UJS – Partido Obrero
Presidencia FUBA
La implementación de las llamadas “Practicas Sociales Educativas” en la UBA, de amplia repercusión mediática, debe ser rechazada, pues establece el trabajo gratuito obligatorio como condición para poder estudiar.
Según las autoridades de la UBA , se trata de “vincular” a la universidad con la “realidad”, y de que los estudiantes “devolvamos a la sociedad”. Las autoridades universitarias que postulan la supuesta “devolución” a la sociedad, vale destacarlo, son las mismas que ganan casi 400 mil pesos anuales mientras 10 mil docentes no cobran salario. ¿No tendrían que devolver ellos antes que nadie?
El sentido común al que se intenta apelar busca encubrir el carácter de la medida. Sucede que según esta resolución los estudiantes deberán cumplir con 42 horas de trabajo no remunerado para recibirse. ¿O qué otra cosa sino trabajo gratuito es este “voluntariado obligatorio”? Este mecanismo concibe a la educación como un servicio y no como un derecho, imponiendo la lógica de “trabajar gratis para estudiar gratis”.
Así, bajo la mascarada de “práctica social”, miles y miles horas de trabajo gratuito estudiantil cubrirán tareas que el Estado debería garantizar. Peor aún: cuando el gobierno se encuentra recortando salario de trabajadores estatales –como en el INTI-, la introducción de estas “prácticas” presionará a la baja las condiciones laborales del resto, o sea que la medida es funcional al ajuste.
La reforma educativa del Banco Mundial en los ’90 tuvo como línea maestra el impulso de pasantías no formativas, mediante la cual la educación pública se convierte en una gran tercerizada de las empresas capitalistas. Bajo el kirchnerismo, esta orientación se desarrolló a fondo, como lo demuestra el festival de convenios y la acreditación de carreras a la Coneau. El trabajo tercerizado y precario creció enormemente en esta década, y la universidad formó parte de ese proceso.
El reclamo de “devolución a la sociedad” por parte de los estudiantes es una extorsión inaceptable. La educación pública es un derecho, que no requiere ninguna contraprestación. En realidad, todos los derechos son “contraprestados”, pues la sociedad se sostiene con la explotación de la mayoría por parte de la minoría. El presupuesto estatal se sostiene mayormente por los impuestos al consumo, o sea el “aporte” a la sociedad de los trabajadores. Nuestro futuro es trabajar en aquello que estudiamos. Quienes deberían “devolver” son los capitalistas, que amasan fortunas a costa de los padecimientos de las mayorías.
Una universidad “comprometida socialmente” debería, por ejemplo, apoyar a los pueblos que enfrentan las consecuencias de la contaminación minera o del monocultivo sojero. En vez de impulsar investigaciones que desnuden a los monopolios contaminantes, Hallú y los decanos aceptan gustosos los fondos de La Alumbrera.
Para que el conocimiento adquirido se coloque al servicio de las necesidades sociales del país y de su resolución, se debe terminar con la lógica capitalista que orienta a la universidad y pone a la producción científica al servicio de las empresas y de negociados de todo tipo.
Como parte de la Presidencia de la FUBA convocaremos a una fuerte campaña contra la implementación de las PSE, por la defensa de la educación pública y gratuita, el presupuesto necesario para los salarios de los miles de docentes y adhonorem y las condiciones de cursada y trabajo.