Por Charo Márquez
@cafeesamor
Apareció otro blog de denuncias, esta vez hacia los integrantes de la banda rosarina Cielo Razzo. Inmediatamente pensé en Luty Gargini, feminista, trabajadora de medios y una de las chicas más rockeras que conozco. Le hicimos algunas preguntas sobre el caso específico y sobre el fenómeno que nos está, evidentemente, atravesando como generación: ya no nos callamos más.
¿Desde cuándo escuchás Cielo Razzo? ¿Te considerás fan o seguidora?
Me considero una seguidora de Cielo. Durante años los escuché esporádicamente, no como una banda de esas a las que le seguís los pasos pero sí cada tanto escuchar temas sueltos. Después lo conocí a Juli que era más fanático o seguidor desde hace muchos años y ahí los empecé a ver con más frecuencia, de hecho hemos ido a Rosario a verlos y creo que desde hace un poco más de tres años no nos perdemos ningún recital de Cielo.
Seguirlos de cerca me agarró de más grande por eso no es el tipo de seguimiento que le hubiera hecho a una banda en mi adolescencia. Me agarró en otro lugar y con una perspectiva construida, tengo 38 años así que escucho rock hace un montón pero yo fui cambiando, madurando, creciendo, evolucionando. No soy la misma que cuando era chica.
¿Estabas esperando o tenías en mente la posibilidad de que salieran a la luz acusaciones de violencias machistas por parte de miembros de la banda?
Con las cosas que pasaron en los últimos años, las denuncias que saltaron sobre tantas bandas hizo que esté presente la posibilidad de que suceda, no solo con respecto a Cielo Razzo sino con cualquier cosa que me gusta, que me atraiga o me apasione. La posibilidad siempre está latente. Creo que todos los que estamos en este proceso deconstructivo y al mismo tiempo de construcción de nosotres mismes con otra mirada contemplamos esa posibilidad, no nos es ajena.
A mí me gusta el rock desde muy chica, siempre fui a recitales, no me resulta ajena la imagen de rockeros abordando chicas. No digo que no me resulte ajeno haber visto a rockeros abusando de menores pero sí la forma en la que abordaban a las mujeres, sus formas de levante, esa situación explícita de poder que tienen y esas formas prepotentes o de llevarse el mundo o las libertades ajenas por delante. Eso no me resulta ajeno, siempre tuve presente la posibilidad que esto suceda con alguna banda que me guste, claro que sí.
Desde que me enteré me generó una gran angustia porque, al margen de tener presente la posibilidad que sucediera, cuando las cosas se hacen palpables, reales cobran otro sentido así que lo viví con angustia y una vorágine de pensamientos que de a poco los voy ordenando. Creo que ir a verlos en vivo es un hecho que ya está cancelado para mí, no podría. No podría hacer eso por muchos aspectos, por todo lo que ya se sabe y porque no podría avalar las cosas que hicieron con mi presencia, ni siquiera con mi aporte económico comprando una entrada o un disco. Esas cosas ya las tengo descartadas, pienso en el hecho de estar en un recital y ya no me siento. No me puedo ubicar mentalmente en ese lugar. Eso lo tengo más procesado o decidido.
¿Cómo manejás esto? ¿Pensás que vas a dejar de escuchar a la banda? La discusión sobre separar la obra del artista lleva varios años ya y desde el #MeToo explotó: ¿para vos es posible separar la obra del artista?
Me cuesta un poco más procesar mi relación con su obra, con las canciones. El gusto por alguna expresión u obra artística va más allá de la pieza o la obra en sí, también construye un poco nuestra historia y, por ende, las cosas de nuestra identidad, que pueden ir mutando quizás pero se arraiga en nosotros entonces me parece que eso es algo que me va a llevar más tiempo. No me presiono para que me suceda porque creo que no somos nosotras, nosotros, nosotres los culpables ni los responsables por las acciones de los artistas que nos gustan. Está bueno no culpabilizarnos a nosotros ni culpabilizar de ese tipo de sentimientos a nuestros gustos y pasiones. Por ejemplo, con otra cosa que me gusta muchísimo que es el fútbol me pasa lo mismo: yo sigo a un equipo del que soy fanática y muchas veces jugadores o personas del club también son denunciados por violencia machista y entro en el mismo dilema asique me parece que en lo que es mi relación personal con su obra va a ser algo un poco más largo. Sé que de a poco le voy a ir dando más forma pero no siento que todavía esté cortando de cuajo mi relación sentimental –o como se llame- con las canciones de la banda.
Creo que es muy difícil seguir, que está en las antípodas ideológicas, no digo, por ejemplo, que leer a un escritor que tiene una mirada opuesta a la mía no me sume nada sino que me refiero a las cosas que consumimos de manera frecuente o como seguidores. Para ser seguidora necesito una afinidad desde ese lado también. Hay cosas también que son irreconciliables. Si ellos antes decían boludeces machistas o una actitud de esas que alguna vez todos hemos replicado o que replicamos sin querer y luego pudieron verlo y modificarlo me parece que es algo valioso porque habla de una evolución. Ahora, cuando se trata de abusos me parece que no hay vuelta atrás, porque son temas que objetivamente están saldados, sino no se harían a escondidas. Está mal aprovecharse de una chica porque es una fanática, porque es más pequeña en edad, porque está en una situación de menos poder. Eso está mal desde siempre, no es que se puede discutir. Abusar de tu poder, y más siendo hombre, hace un montón que está saldado que eso está mal. Y ni hablar de violaciones, la violación es un delito entonces me parece que eso es mucha más difícil de saldar con un artista. No hablo de perdonar sino que uno pueda entender que puedan arrepentirse o mostrarse arrepentidos. En el caso de los abusos arrepentirse cuando las cosas salen a la luz o solo porque salió a la luz, es medio difícil de seguir ese camino ya de aceptar esos arrepentimiento o esos pedidos de disculpas.
¿Qué opinás del “escrache” anónimo?
El escrache anónimo funciona en el sentido que muchas chicas que pueden volverse conscientes o tener ganas de salir de ese encierro de silencio que provocan estas situaciones lo hagan sin sentirse vulneradas nuevamente porque no todos estamos capacitados o tenemos las mismas ganas o herramientas para hacerlo de otra manera, está bueno para motorizar la visibilización de un montón de temas y que cada vez se naturalice más la intolerancia ante estas acciones. Es una herramienta, no algo que lleve a impedir que siga sucediendo o a sanar a las personas que pasaron por eso pero ahora creo que se necesita mucha visibilización. No soy de las que se oponen a los escraches, sobre todo cuando no hay justicia ni otros lugares o herramientas, o las hay y no funcionan del todo bien todavía. Por ahora tienen que convivir el escrache con lo otro. Si hubiera un sistema judicial que fuera más aceitado o si el Estado se estuviera haciendo cargo de esta problemática incluso el sistema del escrache iría desapareciendo de forma natural. Por esto no lo rechazo pero tampoco digo que sea el camino para que termine de caer el patriarcado, lo veo como una herramienta y creo que si hay pibas que deciden usarlo está bien, siempre del lado de la decisión que tomen las pibas como premisa siempre, siempre con ellas.
¿Qué les dirías a les adolescentes que están empezando a transitar el universo musical?
Me resulta muy difícil pensar en un consejo, porque en general me cuesta darlos teniendo en cuenta lo perfectibles que son todas las decisiones que tomo yo (risas). Sobretodo viendo lo que me está pasando a mí, que me agarró de golpe y de repente tuve que pensar, repensar, acomodar y procesar un montón de cosas no entiendo desde qué lugar podría aconsejar sanamente a una pibita, que además creo que hay una generación que está teniendo una mirada diferente a la que tenía yo a esa edad, que les va a dar una base para su vida más adelante. No quiero decir que tengan todo hecho ni servido porque la adolescencia es situación tremenda de vulnerabilidad sino no seguirían sucediendo los abusos pero no me siento con las herramientas para aconsejar. Hay algo que es muy injusto que es que se nos exige cierta ética, moral o puritanismo en nuestros gustos o consumos. Me refiero a las personas que tenemos cierta perspectiva de género, militantes feministas o lo que sean y creo que no estamos a la altura de hacernos responsables de esa exigencia porque no podemos controlar las accione y decisiones de un artista. Hay una sensación de culpa que se genera cuando alguien bancó, siguió, difundió, apoyó a una persona y sus obras y después esa persona se comporta de esta manera. Está mal sentir esa culpa pero sucede porque desde afuera está el juicio. No como consejo pero si alguna pibita me lo preguntara, no vivir esas cosas con culpa, seguir disfrutando de las cosas que nos gustan, ser libres en eso también sin sentirnos condicionadas por acciones de individuos que nosotros no podemos controlar y sí cambiar la actitud y la mirada a partir que sucede o nos enteramos de algo en lo que no tuvimos nada que ver.