En el marco del relanzamiento de su gestión, en el que Jorge Macri viene realizando distintos anuncios sobre casi todos los aspectos de la vida porteña, se lanzó un plan integral de infraestructura escolar para el resto del año. El proyecto estipula un gasto de $146.600 millones en cuestiones edilicias, 58.000 tablets y la provisión de material didáctico y otras cuestiones.
En el afán de mostrar una gestión activa también se comunicó de forma -al menos- curiosa lo que ya se está realizando: unas 300 obras en las escuelas durante el receso de verano. Suena ambicioso, serían una de cada cuatro escuelas las que estarían poniendo a punto a lo largo y ancho de la Ciudad.
Sin embargo, este anuncio en particular vino un poco ambiguo, sin aclarar en qué establecimiento son, ni especificar qué se está haciendo. El comunicado habla genéricamente de trabajos de reforma que comprenden, principalmente, «impermeabilización, refrigeración, electricidad, pintura, albañilería, herrería y mejoras edilicias integrales». Traducido: si en un aula de una escuela hacen pintura, ponen un ventilador y un enchufe cuenta como tres obras. Si había humedad y la arreglan ya serían cuatro obras. Y así.
Lo que sí se destacan son 14 escuelas que se están adecuando para pasar de jornada simple a completa y la nueva escuela de Barracas que va a contar con nivel primario y secundario, 17 aulas, cocina, comedor, SUM, biblioteca, laboratorios y está avanzada en un 40%.