Por Plan B (Editorial del segundo número de la revista ‘Bisagra’)
Hay gente a la que le gusta evocar constantemente a la resignación. “Siempre se puede estar peor”, dicen. No importa cuánto rezongue uno, cuánto patalée, ni lo bien que argumente el motivo de su indignación. La respuesta automática llega como si se tratara de un consuelo mágico. Aunque en la historia reciente de nuestro país y del mundo esa grotesca reflexión tiene una cuota de verdad, siempre se hace menos hincapié en que también podríamos estar considerablemente mejor. Y no decimos un poquito mejor. Decimos mucho. Así de mal estamos, que así de mucho podríamos mejorar.
Las compañeras y compañeros que integramos la Corriente Universitaria Plan B nos convencemos cada día un poco más de la enorme cuota de responsabilidad que nos cabe a la hora de pensar en un futuro digno para nuestro pueblo. Qué mejor forma de contribuir a la construcción de ese horizonte que el aporte sostenido y cotidiano a la vertebración de un movimiento estudiantil que contribuya e intervenga en luchas de forma decisiva, tal como supo hacer a lo largo de su historia.
Hoy nuestro compañero Fernando Grenno podría estar preso por pedir la aparición con vida de Julio López, que hace casi 3 años permanece desaparecido en democracia. Sin embargo, la movilización y la dedicación de sus compañeros, así como también de innumerables Organismos de Derechos Humanos como la CORREPI, agrupaciones políticas de izquierda, centros de estudiantes, la FUBA, agrupaciones estudiantiles diversas y compañeros de lucha en general, lograron que la justicia se viera en la obligación de absolverlo. Sin embargo, dicho Señor López continúa sin aparecer. Y sin embargo, la familia y los amigos de Luciano Arruga aún esperan que la policía asuma la responsabilidad criminal ante la desaparición de este pibe de 17 años que se negó a “trabajar” para ellos, y de las decenas de de pibes y pibas muertos por gatillo fácil que desde 1983 a la fecha suman cerca de 2.560.
Sabemos que quienes peleamos en nuestro país desde los sindicatos, los barrios y las universidades no estamos solos. Son cada vez más las experiencias de lucha y organización que se consolidan en el continente. Creemos firmemente en la capacidad de nuestros pueblos hermanos para avanzar, desde abajo y hasta arriba, hacia un horizonte socialista y emancipador.
Aún así, al cierre de esta edición, el gobierno golpista de “Goriletti” sigue en pie en Honduras, no casualmente bien juntito a las hermanas naciones de Nicaragua y El Salvador. Colombia cierra pactos militares con Estados Unidos para cercar a la ejemplar Venezuela y a su proceso de transformación. Por estas pampas, Mientras la Mesa de Enlace rural reivindica sin ningún tapujo a Martínez de Hoz, la ciudad de Buenos Aires se convierte en el bastión de una derecha sin bozales, que desmantela escuelas públicas y pertrecha fuerzas de choque prestas a reprimir, al tiempo que profundiza la política de desalojos violentos, exclusión social y represión en todos los ámbitos sociales, como el de la cultura y la salud.
Las cosas siempre pueden estar peor, claro. Pero si este segundo número de Bisagra sale a las calles, es porque estamos firmemente convencidos de que no lo vamos a permitir. No vamos a permitir que nos llenen de nuevo de represores los ministerios, ni que sigan matando a los pibes de hambre o con paco, ni que nos metan tres balas cuando reclamemos lo que es del pueblo.
En un año en donde el ojo de la tormenta está en lo que dejaron las elecciones de junio, nosotros avizoramos que es momento de empezar a componernos, como movimiento, en un actor político de peso en la realidad nacional, que se posicione no ya solamente desde la resistencia sino también a la ofensiva.
Mientras los grandes multimedios luchan por mantener su dominio ideológico, esta revista intenta ser un bastión de contra poder, un grano de arena a la construcción y el debate de los sectores estudiantiles y populares. Un aporte desde una visión política de la izquierda independiente, un aporte de la cultura contrahegemónica, y el compromiso de denunciar, pero a la vez proponer y crear. Es fruto del esfuerzo de compañeros y compañeras que forman o no parte de Plan B. Es el resultado y la expresión de lo que cotidianamente construimos desde las facultades y desde los barrios. Y es, sobre todo, un intento por acercar las ideas que nos estimulan día a día a seguir apostando por un futuro de liberación. Un futuro que, indiscutiblemente, tiene que ser mejor. Y tiene que ser nuestro.
¿Nadie va a comentar este brillante escrito de los insignes compañeros de Plan B?
Grosso texto
Grossa la revista
Palabra de Paenza
es una pena muchachos, que no hayan querido sumarse al frente con la 29 y antidoto… yo ahora laburo para canal 7 y estoy a favor de un estado presente y combativo… para 2010 nada de excusas, los quiero ver en el frente…
abrazo de gol
pablito rubino, pelado boton, me podes tirar un rato la goma cuando quieras