Por Charo Márquez
@cafeesamor

 

El Salón de Actos de la Facultad de Derecho estaba rebosante: pañuelos verdes contrastaban con el terciopelo rojo de los asientos. Había máscaras blancas, rosas y amarillas dispuestas en las primeras filas: Belén, la verdadera protagonista de esta historia, nunca mostró su cara. Quizá estuvo en la presentación del libro de Ana Correa, pero no la reconocimos.

Había militantes históricas y nuevas de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, había periodistas especializadas, había amigas, había madres e hijas, había referentes de la cultura como Lisa Kerner, Macarena Sánchez se sentó en primera fila, donde también estaba Matías Lammens. Una verdadera tarde progresista.

El comienzo se retrasó un poco y después supimos por qué. Ingird Beck nos dio la bienvenida y condujo toda la presentación. Primero leyeron Gonzalo Heredia y Dolores Fonzi, actor y actriz comprometidxs con la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo. Leyeron fragmentos del libro y del prólogo que escribió nada más y nada menos que Margaret Atwood. Siguió Nelly Minyersky, la línea fundadora del feminismo nacional pero además de una corriente crítica del derecho de familia que nos ha cambiado la vida a miles. Fue el turno, entonces, de Soledad Deza, la abogada que llevó el caso por la libertad de Belén.

Cuando le llegó el turno a Claudia Piñeiro, que se centró en la historia del libro más que en el caso en sí, pasó algo. Había revuelo en la puerta del salón. Todxs miraban para atrás pero no entendíamos: voy a contar qué está pasando, dijo Piñeiro. Entraron Alberto Fernández y Vilma Ibarra al salón, se sentaron en la primera fila. Nos avalanzamos para sacarles fotos, pero el presidente electo pidió que no interrumpiéramos la presentación. Claudia retomó su presentación. Y finalmente, la autora, Ana Correa, agradeció a todxs lxs presentes, a sus lectorxs, pero sobre todo le pidió perdón a Belén por todos los que todavía no le pidieron perdón. Ana tiene algo del orden de la humildad que la hace ser de las personas más sensibles y coherentes que conozco, su libro va en esa misma línea.

Y después, pasó lo que todxs están esperando que cuente: el presidente electo, se subió al escenario y rodeado de la mirada atenta de las feministas presentes dijo que el caso de Belén “es un hecho que debe dar vergüenza como sociedad, y que no queremos seguir pasando vergüenza” y después, lo que realmente todxs estábamos esperando “va a salir, por qué creen que estoy acá. Necesitamos más libertades para todas, más derechos para todas”.

Aplauso cerrado. Banderazo. Agite. La certeza de que un presidente de la Nación tiene una agenda clara y compartida con el movimiento feminista.