Por Germán Feldman
Presidente/Coord. General del Centro de Estudiantes de Ciencias Sociales (UBA) y colaborador del libro en homenaje a los detenidos-desaparecidos de Económicas “La rotonda de la memoria”.
Días antes del trigésimo tercer aniversario del golpe de Estado, el presidente del Centro de Estudiantes de Ciencias Económicas de la UBA (CECE), Juan Manuel Oro, escribió un material sobre el 24 de marzo que tuvo una divulgación masiva en dicha Facultad. Allí afirmaba que “la dictadura militar no hizo más que profundizar lo que lo que la Triple A empezó: una guerra sucia y desigual contra las organizaciones terroristas (principalmente Montoneros y ERP) que existían y llevaban a cabo atentados en nuestro país”.
Llama la atención que el presidente del CECE, aún bajo el paraguas de la tristemente célebre teoría de los dos demonios, retome el término “guerra sucia” para diagnosticar lo acontecido en la Argentina, siendo éste el mismo que utilizaron los franceses para catalogar el genocidio que realizaron en Argelia; y el que re-utiliza la Doctrina de Seguridad Nacional en función de una supuesta “guerra total” contra el comunismo. En la Argentina, la expresión “guerra sucia” es enarbolada por los genocidas cuando son increpados por su actuación durante la dictadura. Ramón Camps, amo y señor de los Centros Clandestinos de Detención de la Provincia de Buenos Aires, sostuvo que “Aquella fue una guerra sucia. Los que la hicieron sucia fueron los subversivos. Ellos eligieron las formas de lucha y determinaron nuestras acciones”.
A tres cuadras de Económicas, en el derruido edificio de Sociales, Daniel Feierstein, titular de la materia Análisis de las Prácticas Sociales Genocidas, sostiene que “las visiones de guerra sucia coinciden en el papel fundamental del rediseño social para lograr sus objetivos: de una guerra que de ningún modo podía ser eminentemente militar sino que debía realizarse a partir del secuestro, desaparición, tortura y posterior aniquilamiento”.
Volviendo nuevamente esas tres cuadras, podemos ver cómo la idea de “guerra sucia” merece ser desechada rápidamente. Del total de 70  asesinados y desaparecidos de Económicas, 2 murieron resistiendo a la detención, y en otros 5 casos hubo resistencia y luego fueron detenidos. Con estas cifras sólo pretendo contrarrestar la idea de «guerra» que menciona Oro. La mayoría de los valiosos militantes de Económicas fueron secuestrados de sus domicilios, lugares de trabajo o la vía pública, como la mayoría de los detenidos-desaparecidos. Entonces, ¿se puede realmente hablar de una “guerra sucia” o de “dos demonios” en la Argentina?
Sin embargo el texto de Juan Manuel Oro no termina ahí. El objetivo de sus dichos se encuentra más adelante cuando manifiesta que “Nosotros elegimos otro camino, sin violencia, sin cortes [de calle] que sólo perjudican a otras personas comunes”. Lejos de denunciar las violaciones a los derechos humanos en ocasión de un nuevo aniversario del golpe de Estado, el presidente del CECE culmina denunciando a los estudiantes que luchan, retomando el legado de los desaparecidos, en defensa de la educación pública, gratuita, de excelencia y en función de las necesidades populares. Llegará un 24 de marzo en el que un presidente del CECE no hable de “terroristas” y realice un homenaje a los detenidos-desaparecidos. Adelantándome a ese momento es que aconsejo concluirlo leyendo el poema de un estudiante de Económicas desaparecido, que en una parte dice que “los hombres que lloran por la vida, son hombres que viven por el hombre”.
 
				
la sangre de los caidos es rebelión! Y sí, si la franja – ucr son / fueron /serán aliados de las ffaa y la represión de las clases dominantes… no se puede esperar otra cosa de ellos
ole ole ole ola como a los nazis les va a psar a donde vayan los iremos a buscar , oro facho!