Es sabido que en los últimos años se produjo una baja en la tasa de natalidad a nivel nacional y la Ciudad de Buenos Aires no es la excepción. Como con toda problemática, hay múltiples causas para este fenómeno que no vamos a ahondar en esta nota pero que en la Ciudad representa una baja de más del 40% en los últimos cinco años.
Esta caída en la creación de nuevas personas ya se siente de lleno en el nivel inicial del sistema educativo tanto público como privado y, por cuestiones de lógica temporal pura, se va a empezar a sentir fuertemente en el nivel primario en breve. Esta realidad forma parte de una conversación constante entre las direcciones de los jardines y las escuelas, quienes ya acusan el impacto en las salas más chicas y proyectan que en el próximo ciclo lectivo llegue también claramente a las salas de 4 y 5 años.
En el ámbito privado están en una etapa de observación, prueba y adaptación. La baja en la inscripción se nota fuerte: donde había lista de espera ya no hay más, muchas instituciones están cerrando aulas y hasta turnos enteros.
Están también las que intentan ser creativas en la oferta, ya sea reestructurando los horarios, modificando la clásica jornada simple en dos turnos por jornadas completas u opciones de contraturno para abrirse a familias que necesitan que sus hijos estén más tiempo en los jardines o intentando sostener el horario reducido pero ofreciendo descuentos de hasta el 25% para el turno tarde, el menos solicitado.
Lo que atraviesa al sector es la sensación de que en los próximos años muchos de estos jardines van a tender a desaparecer o, al menos, fusionarse con otros. Hay escuelas primarias con salas de jardín que ya están modificando sus estructuras porque planifican ofrecer cursadas de secundaria, previendo eventualmente cerrar la educación inicial.
Por su parte, en el saturado sistema público se toma con alivio. Hasta esta baja la Ciudad tenía un serio problema con las vacantes para las salas maternales, que no son obligatorias por lo que el Gobierno no está obligado a cubrir las necesidades de las familias.
De todos modos, cualquier persona podría pensar que hasta puede ser una oportunidad para mejorar el servicio de educación, pero para sorpresa de nadie todavía no hay un plan serio diseñado desde el ejecutivo ni la Legislatura para que los jardines y las escuelas estatales se adapten de la mejor manera posible a esta nueva realidad. Una muestra de esto es que en el Plan Estratégico 2024-2027 ni se menciona a la educación inicial. Por su parte, en la Legislatura, lo que más se acerca es un proyecto para que vuelvan los guardapolvos obligatorios a los jardines.