Se vivieron novedosos momentos de tensión en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires cuando la diputada Maru Bielli se acercó, junto a un grupo de colaboradores, al despacho de Yamil Santoro para intercambiar algunas opiniones -seguramente de manera tranquila y civilizada- sobre el pedido que este último realizó ante el Poder Judicial para que la ex Presidenta Cristina Fernández de Kirchner cumpla su condena en una cárcel común.

«Acabamos de presentarnos desde la Fundación Apolo en la causa donde CFK resultó condenada para solicitar que sea albergada en cárcel común o, en su defecto, en una residencia austera y en adecuadas condiciones de aislamiento. Debe cumplir un castigo, no estar de joda. La prisión domiciliaria es un privilegio, no un derecho. Debe ser usado con criterio restrictivo, máxime cuando no hay riesgo de salud inherente a cumplir la pena como cualquier otro ciudadano. Basta de privilegios infundados». Con esa declaración, Santoro informó vía redes sociales el pedido.

Pocos minutos después, la legisladora lo fue a buscar a su oficina, que suele estar ocupada con unos pocos empleados pero no suele contar con la presencia de Yamil, tal vez por el poco movimiento laboral que tiene el día a día legislativo porteño, donde todavía no hubo otra sesión desde la apertura del Jefe de Gobierno a principios de marzo. Maru, acompañada de poco menos de diez personas entró intempestivamente al despacho 425, pero cuando le avisaron que Santoro no estaba emprendió la retirada sin mayores inconvenientes.

Enterado del acontecimiento, Santoro expresó que «la diputada kirchnerista Maru Bielli acaba de caer con una patota a mi despacho para vaya uno a saber que fin. Revolearon muebles y amenazaron a mi equipo a los gritos». Posteriormente, Bielli le contestó: «Pensé que ibas a estar trabajando y te fui a ver para intercambiar opiniones personalmente. Enojada sí, con bronca sí. Está en riesgo el estado de derecho y vos estás jugando a tener más likes Santoro».