Por Charo Márquez
@cafeesamor
A las cuatro de la tarde, ya había gente en Corrientes y Dorrego. Había banderas azules pintadas con letras blancas colgando de las rejas de Parque Los Andes. Una pared improvisada de maderas armaba un sector vip en la puerta del búnker de todxs.
A las 21, como siempre se esperaban los primeros resultados. Horas intentando no comernos la curva de los boca de urna que empezaron a circular ya a la mañana. Las diferencias que pronosticaban eran iguales o mayores que en las PASO. Una amiga, de hecho, felicitó a Lammens por Twitter por llegar al ballotage en la Ciudad. A las 20:58, éramos doce personas sentadas cual apóstoles preparadas para brindar cuando en la pantalla aparecieran los porcentajes. Pero falló: la compu que alimentaba la tele se apagó. Nos quedamos mudes, mirándonos entre nosotres sin saber cómo resolverlo. Finalmente, improvisamos una transmisión con celulares. Y ahí lo vimos, 48% a 40%.
Decidimos festejar igual, después de todo, se ganó en primera vuelta. Un triunfo después de ocho años.
Los autos y las motos que iban por Lemos, a la vuelta del búnker, pasaban con bocinazos, la gente aplaudía en la calle y cantaba. Alberto presidente era la consigna con la que bajamos hacia Parque Los Andes.
La plaza estaba abierta, llena de gente sentada en el pasto, mucho vendedor de latita de birra. Fila para comprar choris. Pantallas gigantes y un sonido perfecto. Mientras, por whatsapp empezaban a llegar los mensajes con posibles configuraciones del gabinete. Quizá la mayor sorpresa sea la vuelta de Randazzo en forma de jefe de gabinete.
Primero salió Axel. la multitud, que llegaba hasta Lacroze de un lado y a Juan B Justo del otro, estalló. El gobernador electo habló con su tranquilidad vehemente de siempre. El ex dirigente universitario, habló de la situación devastadora en la Provincia de Buenos Aires, donde la diferencia sí fue abrumadora en favor del Frente de Todxs: “estamos delante del fracaso de un programa económico neoliberal”, sentenció. Y el llanto fue inevitable. Un llanto de alivio, de alegría, de esperanza, de triunfo.
Cuando salió Cristina la gente ovacionó. Años esperando a que vuelva y cumplió. La vicepresidenta electa sigue siendo la que conmueve, la que despierta el amor, la que pone en juego la estructura sentimental del peronismo. Néstor no se murió, Néstor no se murió, Néstor vive en el pueblo cantaba la multitud. Felicitó al país por haber participado de otra elección democrática. Recordó a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Le pidió al presidente actual que sea responsable y tome las medidas necesarias para paliar la situación económica de acá al 10 de diciembre. Cerró pidiéndole a la militancia que no vuelva a romper la unidad, quizá la clave de la gobernabilidad de los próximos años.
Y después, le tocó a Alberto: “Vamos a construir la Argentina igualitaria que soñamos”. Pidió diálogo con la oposición, acompañamiento a lxs propixs. Recordó también a Néstor. “Vamos a entrar al mundo dignamente, vamos a volver a construir el país que soñaron nuestros mejores hombres y mujeres porque nos lo merecemos”.
Así como después de 2011 la canción final era Avanti, morocha, ayer sonó Hay que salir al sol de Fito Páez. Más abrazos, más fiesta, más brindis, más chapes. Y empezamos el camino a casa. Filas interminables para tomar colectivos que no pasaban. Autos en caravana tocando bocina yendo hacia San Martín. Los bares, rebalsados de grupos de amigxs todavía festejando. Gente en los balcones que aplaudía como en las marchas sobre Avenida de Mayo, pero estábamos en Álvarez Thomas a la 1 de la mañana.
En el medio, el Banco Central instauró un nuevo límite a la compra de dólares. Larreta se afirmó en la Ciudad de Buenos Aires, Lammens no subió al escenario, Myriam Bregman y Paula Arraigada no entraron al Congreso, pero sí Dina Rezinovsky. Nada de todo eso lo supimos mientras estábamos en Chacarita porque la señal se había caído hacía rato. En Corrientes al 6200 todo era la vuelta de los días más felices. Y el desafío enorme por delante.
Foto: Franco Fafasuli