Si estás buscando un lugar diferente para pasear un domingo por la tarde bajo el sol porteño, el Barrio Rawson, en el corazón de Agronomía, es un secreto bien guardado de la ciudad. Este rincón se destaca por su ambiente de tranquilidad, alejado del ruido de la Avenida San Martín, y por su encanto arquitectónico que recuerda a los pueblos ingleses. Con sus calles arboladas, casas bajas y un ritmo pausado, el Rawson te invita a desconectar y disfrutar de una tarde sin prisas.
Una digresión: cuando nos propusimos hacer esta nota nos pusimos a pensar en que hay un montón de zonas de la ciudad a las que se les dice “barrio inglés”, será que algo quedó de la anglofilia de principios del siglo XX en nuestra cultura urbana.
Construido en los años 1920 como un proyecto de viviendas para empleados ferroviarios, este barrio histórico conserva una esencia que combina nostalgia y belleza. Caminar por sus calles es como viajar en el tiempo: faroles antiguos, jardines cuidados y el eco de historias pasadas te acompañan en cada esquina. Además, su ubicación cerca de la Facultad de Agronomía y de Parque Chas lo convierte en un punto ideal para complementar la visita con un poco de aire libre o una caminata por los alrededores.
Dice la revista Billiken (ustedes también citarían si tuvieran el placer de usar estas fuentes) que esta zona es “un barrio obrero de Agronomía que creó la Comisión Nacional de Casas Baratas para que los trabajadores de la época pudiesen acceder a una vivienda”.
Pero el Rawson no sólo es lindo por sus postales; también tiene alma. En el centro del barrio está la Plazoleta Carlos de la Púa, un espacio verde perfecto para encontrarte con esa persona que conociste en Tinder (no sabemos si se sigue usando esta aplicación, cambien el nombre por el que esté de moda ahora). Si te gusta explorar con calma, podés sumarte a los paseos organizados por vecinxs y aficionadxs a la historia local que cuentan los secretos mejor guardados del lugar.
Y si lo tuyo es la literatura, tenés que saber que en este ínfimo triángulo porteño vivió Julio Cortázar. La misma revista de nuestra infancia dice que “Desde 1934 hasta 1951, el célebre autor Julio Cortázar vivió (…) en el tercer piso del Pabellón I de un edificio que está sobre la calle José Artigas 3246, barrio de Agronomía. Durante la semana, daba clases en el interior de la provincia. Por lo tanto, este departamento era su hogar los fines de semana.”
Además, hay un bar en una esquina, que, obviamente se llama Rayuela y es bárbaro. Recomendamos mucho. Quizá enganches un fin de semana en el que haya feria en la Facultad de Agronomía y metés dos planes buenos, bonitos y gratuitos en uno de los barrios más lindos de la ciudad.